NO SON MIS FUERZAS, SINO TU SANTO ESPÍRITU, OH CRISTO

• La Biblia dice: Volvió el ángel que hablaba conmigo, y me despertó, como un hombre que es despertado de su sueño. 
• Y me dijo: ¿Qué ves? Y respondí: He mirado, y he aquí un candelabro todo de oro, con un depósito encima, y sus siete lámparas encima del candelabro, y siete tubos para las lámparas que están encima en él. 
• Y junto a él dos olivos, el uno a la derecha del depósito, y el otro a su izquierda. 
• Proseguí y hablé, diciendo a aquel ángel que hablaba conmigo: ¿Qué es esto, señor mío? 
• Y el ángel que hablaba conmigo respondió y me dijo: ¿No sabes qué es esto? Y dije: No, señor mío. 
• Entonces respondió y me habló diciendo: Ésta es palabra de Jehová a Zorobabel, que dice: No con ejército, ni con fuerza, sino con mi Espíritu, ha dicho Jehová de los ejércitos. 
• Oh mi Cristo, de mi existencia Tú eres el dueño.
• Y para todo fleco que me faltaré por atar, ne has dado el don de la fe.
• Y será la provisión celestial, para enmendar toda idea torcida, 
• que se haya interpuesto en mí camino;
• y es que, estas vicisitudes ajustarán mi glorioso sino,
• para morar eternamente en los incomparables cielos.
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• Oh Sumo Hacedor, 
• Tú hiciste visible el universo que no se veía, gracias a tu Sagrada Palabra. 
• Y expandiste su perfecto resplandor,
• hasta la más ignota coordenada. 
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• Oh Cristo Altísimo, 
• de gracia nos has dado los cinco sentidos para usarlos a nuestra libre conveniencia.
• Pero cuentas te hemos de dar, oh Señor, en el Lugar Santísimo, 
• para someternos a tu gloriosa excelencia. 
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• Oh Hijo del Hombre, 
• tu viniste a purificar las almas.
• Y todas y cada una de las que crean en el nombre que es sobre todo nombre, 
• recibirán el glorioso galardón de ser salvas. 
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• Oh Sumo Creador, 
• porque te acuerdas de que somos polvos, necesitados estamos de tu gran misericordia. 
• E inmenso es el inmarcesible amor,
• que nos da cada radiante día su piedad excelsa. 
•                   Paz de Cristo