- Oh mi Cristo,
- la dureza de corazón desautoriza al predicador.
- Y además, contrista al Santo Espíritu,
- que nunca le doblegará el desamor.
- Oh Cordero inmolado,
- Tú no diste tu vida en la cruz del Calvario, para que tus siervos se revistieran de vil insolemnidad.
- Y es que, el que suple falsariamente al bienaventurado,
- adolece de inverad.
- Oh Santo de Israel,
- el siervo que no da su vida por ti, es pusilánime hasta su muerte.
- Porque de una exigua fe,
- es el felón y cobarde.
- Oh Hijo del Hombre,
- según hayan sido sus obras,
- recompensarás en tu tribunal al que ha creido en tu excelso nombre;
- porque para siempre, oh Señor, serán tus misericordias.
- Oh Sumo Alfarero,
- ¿el vaso de barro se mostró indiferente ante su Creador?
- Esa indiferencia es la que tendrá que justificar en el día postrero,
- a los pies del Sumo Salvador.
- Paz de Cristo
sábado, 10 de diciembre de 2022
LA INDIFERENCIA NO GANA ALMAS PARA TU GLORIA, OH CRISTO
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