- Oh mi Cristo,
- tu angosta vereda es de extrema dificultad para el velidoso ser humano.
- Una perniciosa mirada a lo carnal, en detrimento de tu Santo Espíritu;
- no hace, sino derivar sin remisión al perverso a lo profano.
- Oh Santo de Israel,
- tu sublime misión, fue dar las buenas nuevas de salvación eterna a los perdidos.
- Y un exiguo número de siervos, eran solícitos a adentrarse en el yermo desierto para interiorizar la salvífica fe;
- y llevar a los pies de Cristo, a los siervos por su gloria ungidos.
- Oh Hijo del Hombre,
- necesitados estamos de la celestial gracia,
- para creer con la máxima fidelidad en tu majestuoso nombre,
- que es el que no reviste de excelencia.
- Oh Santo,
- no existe tierra más sagrada,
- sino en la que pude tocar el borde de tu manto,
- para que mi alma fuera desde entonces bienaventurada.
- Oh Eterno,
- Tú nos ofreces vida, en un solo camino de gloriosa eternidad.
- Y con estupefacción vemos, que el obscuro camino elegido por los erráticos es el del letal infierno;
- porque su dura cerviz, no se humilla, oh Señor, ante tus santísimos pies, que siempre nos enseñaron la única senda de la eterna libertad.
- Paz de Cristo
jueves, 1 de diciembre de 2022
LA MENTIRA, TÓXICO LETAL DE LA HUMANIDAD, OH CRISTO
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