- Jesús, enseña: No se turbe vustro corazon; creéis en Dios, creed también en mí.
- En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros.
- Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis.
- Y sabéis a dónde voy, y sabéis el camino.
- Le dijo Tomás: Señor, no sabemos a donde vas; ¿cómo, pues, podemos saber el camino?
- Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.
- Si me conocieseis, también a mi Padre conoce coneceríais; y desde ahora le conocéis, y le habéis visto.
- Felipe le dijo: Señor, muéstranos al Padre, y nos basta.
- Jesús le dijo: ¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros, y no me has conocido, Felipe? El que me ha visto a mí, ha visto al Padre; ¿cómo, pues, dices tú: Muéstranos al Padre?
- ¿No crees que yo soy en el Padre, y el Padre en mi? Las palabras que yo os hablo, no las hablo por mi propia cuenta, sino que el Padre que mora en mí, él hace las obras.
- Creedme que yo soy en el Padre, y el Padre en mí; de otra manera, creedme por las mismas obras.
- De cierto, de cierto os digo: El que en mí cree, las obras que yo hago, él las hará también; y aun mayores hará, porque yo voy al Padre.
- Y todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo.
- Si algo pidiereis en mi nombre, yo lo haré.
- Oh mi Cristo, Tú eres el primero y el último, el principio y el fin.
- Es tu gracia, oh Señor, la que se enseñorea sobre tus auténticos siervos.
- Porque ninguno de los que habéis creido en su glorioso nombre os perderéis.
- Porque la eterna gloria, será vuestro sobrenatural destino.
- Y le asaltó la duda a algún discípulo.
- Y Jesús aseveró: Yo soy la senda de luz inaccesible, para el que haya creido en el paraíso sin fin.
- Porque Cristo Jesús es Dios en la humanidad; y por lo mismo, el único Dios Eterno.
- Pero la percepción del discípulo, no era el culmen de la gracia.
- Y Cristo le confirmó: El que ha puesto sus ojos en mí; al gran Yo Soy, ha visto sin ningún ambage.
- Porque, oh Soberano Señor Jesucristo, Tú eres el gran Dios de las manifiestas glorias.
- Pero el pensamiento de los discípulos, no podía abarcar, oh Rey de reyes, tus acciones prodigiosas.
- Y tal era la precaria fe de sus siervos, que no podían concebir lo inmarcesible.
- Tal era en tus discípulos el grado de incertidumbre, oh Hijo del Hombre, que su opacidad les impedía ver tu celestial refugio.
- Y es que, la inconmensurable gracia, es para el que en el Todopoderoso Señor y Salvador Jesucristo fervientemente cree.
- Paz de Cristo
domingo, 19 de enero de 2025
CONSUMAD EL GLORIOSO CAMINO EN CRISTO
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