- Lo cual es símbolo para el tiempo presente, según el cual se presentan ofrendas y sacrificios que no puede hacer perfecto, en cuanto a la conciencia, al que practica ese culto,
- ya que consiste sólo de comidas y bebidas, de diversas abluciones, y ordenanzas acerca de la carne, impuestas hasta el tiempo de reformar las cosas.
- Pero estando ya presente Cristo, como sumo sacerdote de los bienes venideros, por el más amplio y más perfecto tabernáculo, no hecho de manos, es decir, no de esta creación,
- y no por sangre de muchos cabrios ni de becerros, sino por su propia sangre, entró una vez para siempre en el Lugar Santísimo, habiendo obtenido eterna redención.
- Porque si la sangre devlis toros y de los machos cabrios, y las cenizas de la becerra rociada a los inmundos, santifican para la purificación de la carne,
- ¿cuánto más la sangre de Cristo, el cual mediante el Espíritu eterno se ofreció a sí mismo sin mancha a Dios, limpiará vuestras conciencias de obras muertas para que sirvan al Dios vivo?
- Así que, por eso es mediador de un nuevo pacto, para que interviene iendo muerte para la remisión de las transgresiones que había bajo el primer pacto, los llamados reciban la promesa de la vida eterna.
- Oh mi Cristo, con la mano ignominiosa en el timón del arado, nadie hacia recto el surco,
- porque su perversión, oh Señor, no interiorizaba tus señales prodigiosas;
- pero fue el Soberano Señor Jesucristo, el que deshizo la humana perdición.
- Sí, porque fuiste Tú, oh Cristo Redentor, el que se humilló hasta la muerte, y muerte de cruz; rasgando de arriba abajo el velo del Lugar Santísimo, para darnos eterna salvación;
- libertándonos en el santo nombre,
- del que vive desde el siglo y hasta el siglo.
- Porque el alma que no cree en el Hijo del Hombre, nunca morará con Él en la gloria.
- Paz de Cristo
martes, 28 de enero de 2025
HEBREOS 9:9-15 EN CRISTO
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