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martes, 28 de enero de 2025

HEBREOS 10:1-14 EN CRISTO

  • Porque la ley, teniendo la sombra de los bienes venideros, no la imagen misma de las cosas, nunca puede, por los mismos sacrificios que se ofrecen continuamente cada año, hacer perfectos a los que se acercan.
  • De otra manera cesarían de ofrecerse, pues los que tributan este culto, limpios una vez, no tendrían ya más conciencia de pecado. 
  • Pero en estos sacrificios cada año se hace memoria de los pecados;
  • porque la sangre de los toros y de los machos cabrios no pueden quitar los pecados.
  • Por lo cual, entrando en el mundo dice: Sacrificio y ofrenda no quisiste; mas me preparaste cuerpo. 
  • Holocaustos y expiaciones por el pecado no te agradaron.
  • Entonces dije: He aquí que vengo, oh Dios, para hacer tu voluntad, como en el rollo del libro está escrito en mí.
  • Diciendo primero: Sacrificio y ofrenda y holocaustos y expiaciones por el pecado no quisiste, ni te agradaron (las cuales cosas se ofrecen según la ley),
  • y diciendo luego: He aquí que vengo, oh Dios, para. hacer tu voluntad; quita lo primero, para establecer esto último. 
  • En esa voluntad somos santificados mediante la ofrenda del cuerpo de Jesucristo hecha una vez para siempre. 
  • Y ciertamente está día tras día ministrando y ofreciendo muchas más veces los mismos sacrificios, que nunca pueden quitar los pecados;
  • pero Cristo, habiendo ofrecido una vez para siempre un solo sacrificio por los pecados se ha sentado a la diestra de Dios,
  • de ahí en adelante esperando hasta que sus enemigos sean puestos por estrado de sus pies;
  • porque con un sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los santificados.
  • Oh mi Cristo, sólo los que ven tu majestuosa luz en el clarear de la mañana son los que aciertan. 
  • Y esta peculiar visión define al siervo bienaventurado. 
  • Porque los que por el Omnipotente, han sido satisfactoriamente hasta lo mas tétrico probados, 
  • recibirá la bendita gloria de los santificados. 
  • Y por lo mismo serán arrebatados. 
  • Oh Cristo Jesús, que Tú eres Dios manifiesta en carne, es un indubitable hecho.
  • Esto es así, para los que en tu santo nombre perseveraron.
  • Porque de gracia emana tu Señorío y Majestad, por ser el primero y el último, el principio y el fin. 
  • Y es que, oh Sumo Redentor, Tú eres el Soberano Rey.
  • Porque Tú te encuentras en las alturas, y al mismo tiempo en el lugar más profundo.
  • Y estaremos asidos a tu santísima verdad eternamente.
  • Porque tu voz solamente es reconocida por los discípulos celosamente consagrados, 
  •  y por consiguiente los sobrenaturalmente predestinados. 
  • Estos son los indefectiblemente fieles, 
  • porque en tu prescencia, oh Sumo Hacedor, desde antes de la fundación del mundo fueron glorificados.
  •          Paz de Cristo 

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