- Al día siguiente, mientras ellos iban por el camino y se acercaban a la ciudad, Pedro subió a la azotea para orar, cerca de la hora sexta.
- Y tuvo gran hambre, y quiso comer; pero mientras le preparaban algo, le sobrevino un éxtasis;
- y vio el cielo abierto, y que descendía algo semejante a un gran lienzo, que atado de las cuatro puntas era bajado a la tierra;
- en el cual había de todos los cuadrúpedos terrestres y reptiles y aves del cielo.
- Y le vino una voz: Levántate, Pedro, mata y come.
- Entonces Pedro dijo: Señor, no; porque ninguna cosa común o inmunda he conmido jamás.
- Volvió la voz a él la segunda vez: Los que Dios limpió, no lo llames tú común.
- Esto se hizo tres veces; y aquel lienzo volvió a ser recogido por el cielo.
- Y mientras Pedro estaba peplejo de todo de sí so re lo que significaría la visión que había visto, he aquí los hombres que habían sido enviados por Cornelio, los cuales preguntaban por la casa de Simón, llegaron a la puerta.
- Oh mi Cristo, que se consumara la promesa,
- era el plan a seguir,
- por tu excelsa diestra;
- y aún no se había resuelto el misterio.
- Pero una misteriosa voz a comer le impone,
- desoyendo la premura ante lo que le que tenía repugnancia por demás.
- Y cómo colofon del maremágnum,
- a comer no se dignaba.
- Y siempre se sostuvo contraria su respuesta.
- Paz de Cristo
viernes, 31 de enero de 2025
HECHOS 10:9-17 EN CRISTO
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