- Pero vemos a aquel que fue hecho un poco menor que los ángeles, a Jesús, coronado de gloria y de honra, a causa del padecimiento de la muerte, para que por la gracia de Dios guastasre la muerte por todos.
- Porque convenía a aquel por cuya causa son todas las cosas, y por quien todas las cosas subsisten, que habiendo de llevar muchos hijos a la gloria, perfeccionase por aflicciones al autor de la salvación de ellos.
- Porque el que santifica y los que son santificados, de uno son todos; por lo cual no se avergüenza de llamarlos hermanos,
- diciendo: Anunciaré a mis hermanos tu nombre, en medio de la congregación te alabaré,
- y otra vez: Yo confiaré en él. Y de nuevo: He aquí, yo y los hijos que Dios me dio.
- Así que, por cuanto los hijos participaron de carme y sangre, él también participó de lo mismo, para destruir por medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo,
- y librar a todos los que por el temor de la muerte estaban durante toda la vida sujetos a servidumbre.
- Porque ciertamente no socorrió a los ángeles, sino que socorrió a la descendencia de Abraham.
- Por lo cual debía ser en todo semejante a sus hermanos, para venir a ser misericordioso y fiel sumo sacerdote en lo que a Dios se refiere, para expiar los pecados del pueblo.
- Pues en cuanto el mismo padeció siendo tentado, es poderoso para socorrer a los que son tentados.
- Oh mi Cristo, te humillaste hasta la muerte, y muerte de cruz, para redimir y justificar nuestros pecados.
- Porque nada les podía obstaculizar, oh Sumo Redentor, para que dieras gloria a tus genuinos siervos.
- Confraternidad sin fisuras, era la congregación de los que anhelaban ser salvos,
- glorificando al nombre que es sobre todo nombre.
- Porque la pared de separación se deshizo, para ser el bendito cuerpo del Todopoderoso Señor y Salvador Jesucristo.
- Y es que, tu muerte, oh Cristo Jesús, nos dio eterna vida; cuando sepultaste para siempre al maligno;
- que con sofismas nos perturbaba, para que su obscurantismo, oh Señor, nos promoviera un cielo equidistante y sin raigambre.
- Inconmensurable fue el glorioso plan,
- que nos vino dado por la magnanimidad del Eterno.
- Y arrebatar en victoria, oh gran Dios, a tu amada Iglesia sin arruga y sin mancha, que es la de tus genuinos siervos bienaventurados.
- Paz de Cristo
miércoles, 22 de enero de 2025
HEBREOS 2:9-18 EN CRISTO
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