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domingo, 14 de julio de 2019

DE SU GLORIA Y PARA SU GLORIA, TE CREÓ CRISTO

Inasumibles son las medidas del vestido de gloria,
que, oh Cristo, nos has confeccionado en tu eterno santuario.
Con un diseño milimétrico lo ajustate para la eterna victoria,
de nuestra sobrenatural salvación, que es tu sagrado ideario.

Desde el barro nos diste vida, oh Sumo Alfarero;
y con un diseño de máxima perfección, oh Rey de la gloria, a tu imagen y semejanza fuimos creados.
Coincidentes son todos los atributos de irreprensible belleza, para ser en el día postrero,
salvos y bienaventurados.

Todas tus almas vivientes anhelamos, oh Padre eterno,
los paseos dados a la luz del día, con tu compañía de gloria, en el paraiso de excelsa perfección.
Y la sórdida desobediencia, oh Sumo Hacedor, nos vetó el radiante camino al cielo,
por hacer caso a nuestro engañoso corazón.

Oh Señor Jesucristo, el nulo 
sometimiento a la prueba del pecado original,
nos conminó a deambular por caminos erráticos.
Y hemos ido esquivando con escasa pericia el aciago mal,
en la larga travesía de parajes desérticos.

Del oprobio del primer Adán;
y por su inmensa misericordia el Padre de las luces, como postrer Adán, se manifestó en carne.
Oh Cordero inmolado, con tu humillación hasta la muerte, y muerte de cruz en el Calvario, y la destrucción de tu templo que al tercer día fue reconstruido con el Espíritu de resurrección; 
al creer en tu nombre, las almas se salvan.
Y en el poder Cristocéntrico edificamos nuestra esperanza al recordar, oh Cristo Jesús, que momentos antes de tu gloriosa muerte, pronunciaste la redentora frase: Consumado es.
                       Paz de Cristo 






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