Bienaventurado el varón que soporta la tentación; porque cuando haya resistido la prueba, recibirá la corona de vida, que Dios ha prometido a los que le aman.
En cada vicisitud, el pensamiento y la intención del corazón, se ve inmerso en una disyuntiva de difícil solución.
El rostro de Cristo, habrán de buscar los que con contumacia yerran;
y guardados en su admirable luz, recibirán la inconmensurable bendición.
Las pruebas, oh Señor Jesucristo,
confirman el arraigo de la fe, en tus auténticos discípulos, al haber sido superadas.
Del viento son las alas del Santo Espíritu,
que llevan la transparente semilla de la verdad a las afligidas almas.
En la medida de mi extrema debilidad;
digo, oh Señor, con el propósito en tu voluntad santa: fuerte soy.
Aprehenderás la eternidad,
cuando te sea revelado que el ayer y el mañana, es el principio Crisrocéntrico del hoy.
Si el interior de tu ser lo colmas de áurea pureza,
en el hedor de la prueba, la gracia te hará inexpugnable.
Y el fulgor del tercer cielo radiante nos preservará,
con su santificación inefable.
¿Piensas que algo de tu existencia te pertenece?
Empieza por desechar
el lastre concupiscente.
Y amarás al Señor,
cuando a tu hermano puedas amar.
Paz de Cristo
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