Por la piedad viene el perdón.
Jesús, dijo: El que esté libre de pecado que tire la primera piedra, y nadie lo hizo.
Siempre habrás de llevar hasta el extremo la compasión.
Oh Cristo, el verdadero perdón,
redime el alma.
Circuncida lo más profundo del corazón,
porque su vivificante y converso palpitar a la verdad ama.
Que sublime fue tu perdón, oh Cordero inmolado,
ante el escarnio y la humillación de tu muerte, y muerte de cruz de exacerbada impiedad.
ante el escarnio y la humillación de tu muerte, y muerte de cruz de exacerbada impiedad.
Y aún al extremadamente impío el eco santísimo de tu compasiva palabra le habrá sobrecogido,
hasta reconocer en su Cristocéntrico sonido la eternidad.
Qué defendía, oh Cristo Jesús,
la fatua mirada del iracundo en tu ignominiosa crucifixión.
Al traspasar la opacidad de su vista tu excelsa luz,
desconocía que el Señor Jesucristo desde la cruz del más lacerante dolor, le había ofrendado la misericordia del perdón.
Si no perdonas, no serás perdonado por el Rey de la gloria,
que te juzgará en el día postrero.
Y no alcanzarás la final victoria,
al no perdonar al ser humano, como lo hizo el Fiel y Verdadero.
Paz de Cristo
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