Luego les dijo: Id, comed grosura, y bebed vino dulce, y enviad porciones a los que no tienen nada preparado; porque día santo es a nuestro Señor; no os entristezcáis, porque el gozo de Jehová es vuestra fortaleza.
Este no es el gozo que da el mundo, es el gozo del Santo Espíritu.
Recibe de gracia el gozo de esencia perfecta,
que desde su gloria derrama el Señor Jesucristo.
El poder de la Palabra cautiva al corazón,
y toca las profundidades del alma.
Por su santa unción,
convierte la ira del impío, en una espiritual calma.
El gozo es fruto del Espíritu;
si Dios te lo ha dado, presérvalo en tu poder.
Es un regalo de Cristo,
que inconmovible vive en tu ser.
La incisión de la Palabra,
penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos.
Su resplandor todo lo sana,
y nos reviste de autoridad para amarnos.
Si sientes el gozo celestial,
amas a Cristo Jesús.
Nada sojuzga su perfecta naturaleza; no existe en su fortaleza ni el bien, ni el mal,
todo es sagrada luz.
Paz de Cristo
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