Desde que Jesucristo fue el primogénito que resucitó de los muertos;
tú, que todavía vives, tienes la potestad de ser salvo en el nombre de Cristo Jesús.
El arrepentimiento y el bautismo en el nombre de Jesús, para el perdón de los pecados:
serán sepultura y resurrección en Cristo, para ser nueva criatura e hijo de la luz.
Has de tener la llenura del Santo Espíritu,
para guardar todos y cada uno de los mandamientos de la Palabra.
Ser un hijo de Jesucristo,
es de gracia el máximo privilegio, para poder salvar tu alma.
La amistad con el mundo,
es enemistad con el Todopoderoso Redentor.
Los bautizados en Cristo, de Cristo están revestidos: eres nueva criatura, las cosa viejas pasaron todas son hechas nuevas; y has desechado lo profano e inmundo, ciñéndote el perfecto vínculo del amor.
Sin fe no se puede agradar a Dios.
El Señor, quiere que seas frío o caliente, al tibio lo vomitará de su boca.
Solo los auténticos redimidos,
traspasarán el umbral de la gloria.
La soledad del desierto,
te ha llevado al prodigioso encuentro con el Rey de reyes.
Y en la revelación del nombre, el Eterno es Jesucristo,
que es el Salvador por todas las generaciones.
Paz de Cristo
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