Sino que en la ley de Jehová está su delicia, y en su ley medita de día y de noche.
Porque todo se sustenta, oh Señor, en el poder de tu Palabra.
En sus inconmovibles mimbres la universal creación prevalece;
ante las tinieblas, que vierten incesantemente su inicua soflama.
Oh Cristo, la verdad de tu reino,
no admite ninguna displicencia.
Solo nos queda, ser fieles a la balanza de tu justicia o al averno.
¿Oh Fiel y Verdadero, entraña una dificultad tan inverosimil,
aceptar tu Sagrada Escritura?
Lo tácitamente difícil,
es entender racionalmente el sobrenatural nacimiento, para ser en el nombre de Jesús una nueva criatura.
Porque todo obedece al don de la fe,
Oh Señor Jesucristo.
Y es que en lo que no se ve,
hace su obra el Santo Espíritu.
Cuando has menguado hasta la ínfima expresión,
en tu vida se manifiesta Cristo Jesús.
Y en lo más profundo del corazon,
se advierte la sagrada presencia de su magnificente luz.
Paz de Cristo
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