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sábado, 6 de junio de 2020

ANUNCIAR EL EVANGELIO, LEGADO DE SALVACIÓN EN CRISTO

El evangelismo Cristocéntrico se derrama desde el santuario eterno con el único propósito de salvar almas.
Si tú eres hijo del Señor Jesucristo, será en tu vida, condicion indispensable, predicar el Evangelio hasta lo último de la tierra.
Y en el momento de evangelizar, no harás acepción de las razas humanas;
porque te lo demandará el Todopoderoso Salvador del alma.

¿Habrá mayor privilegio que anunciar las buenas nuevas de salvación eterna?
¡Creer en el Alfa y la Omega, es percibir la verdad del Rey de la gloria!
Y de tan sagrada promesa,
Dios te ha concernido la predicación del Evangelio, para testificar en su nombre a los que habrán de ser santos en victoria.

La Biblia dice: Porque lo que era imposible para la ley, por cuanto era débil por la carne, Dios enviando a su hijo en semejanza de carne de pecado y a causa del pecado, condenó al pecado en la carne; para que la justicia de la ley se cumpliese en nosotros, que no andamos conforme a la carne, sino conforme al Espíritu. 
Porque los que son de la carne piensan en las cosas de la carne; pero los que son del Espíritu, en las cosas del Espíritu.
Sin fe es imposible agradar al Omnipotente Señor Jesucristo.
Y tu amada Iglesia, de gracia, oh Señor, ese perfecto don ha recibido.

Oh Alto y Sublime, por la grandiosidad de tu llamado,
has revertido nuestra condenación en salvación. 
Oh Sumo Alfarero, al inmundo vaso de barro lo has hecho bienaventurado.
Y en templo del Espíritu Santo has convertido su corazón.

Oh Cristo Jesús, tu majestuosidad rebosa hasta en los ignotos límites del universo.
Únicamente a través del Espíritu a Jesús se le puede llamar Señor. Y tener certeza sobrenatural, oh Cordero inmolado, del amor de gloriosa pureza en tu  sacrificio en la Cruz del Calvario.
Y aun, oh Santo de Israel, es de extrema dureza que pasaras por la traición de un vil beso, en tu manifestación en carne, para redimir y justificar nuestros abominables pecados. Y que sin ningún reproche dejaras tu trono y corona regios en el celestial santuario.
                         Paz de Cristo 



















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