Jehová es mi luz y mi salvación; ¿de quién temeré? Jehová es la fortaleza de mi vida; ¿de quién he de atemorizarme?
El estar concernidos en la obediencia de su Palabra, es lo que nos hace bienaventurados.
Y en su excelsa diestra he de guardarme,
que es el seguro refugio al que sus escogidos hijos fuimos llamados.
Invoca el nombre de Jesús,
ante el peligro inminente.
Y la gloria en su majestuosa plenitud,
verás resplandecer desde oriente hasta occidente.
La opacidad en la mirada del ser humano,
se cura con la majestuosa luz del Todopoderoso Señor y Salvador Jesucristo.
Y nada de lo profano,
en tu corazón volverá a tener sitio.
La Biblia dice: En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor; porque el temor lleva en sí castigo. De donde el que teme, no ha sido perfeccionado en el amor.
Y también: Todo aquel que aborrece a su hermano es homicida; y sabéis que ningún homicida tiene vida eterna permanente en Él. En esto hemos conocido el amor, en que Él puso su vida por nosotros; también nosotros debemos poner nuestra vida por los hermanos.
Tú eres, oh Altísimo Señor,
el que con tu muerte venciste la imperio de la muerte en la cruz del Calvario; y linaje tuyo somos, oh Rey de reyes, los que por tu preciosa sangre derramada, hemos sido de lo inmundo purificados.
Tu gozo, oh Fiel y Verdadero,
es nuestra fortaleza.
Y tus hijos sabemos, oh Omnipotente Señor,
que en el día postrero,
la gloria de eterna salvación es nuestra inmarcesible certeza.
Paz de Cristo
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