Y yendo, predicad, diciendo: El reino de los cielos se ha acercado.
Sanad enfermos, limpiad leprosos, resucitad muertos, echad fuera demonios; de gracia recibisteis, dad de gracia.
Todo, oh Señor, por ti nos ha sido dado;
y hasta lo último de la tierra predicaremos tu Evangelio, como ofrenda bienaventurada.
Y también: Y si alguno no os recibiere, ni oyere vuestras palabras, salid de aquella casa o ciudad, y sacudid el polvo de vuestros pies.
De cierto os digo que en el día del juicio, será más tolerable el castigo para la tierra de Sodoma y de Gomorra, que para aquella ciudad.
Si te glorías, gloríate en Cristo Jesús; hazlo solo en Él;
porque en el conocimiento de su Palabra se glosa la eternidad.
Jesús, dijo: Pero no os regocijeis de que los espíritus se os sujetan, sino regocijaos de que vuestros nombres están escritos en los cielos.
Sed libres en el nombre de Jesús, y así recibiréis su aprobación.
Oh Rey de reyes, Tú fuiste el siervo de los siervos,
y en tu gloria únicamente existe perpetua perfección.
La Biblia dice: Dios desde los cielos miró sobre los hijos de los hombres, para ver si había algún entendido que buscara a Dios.
Cada uno se había vuelto atrás; todos se habían corrompido; no hay quien haga lo bueno, no hay ni aun uno.
El diablo los ató de pies y manos;
y buscaron refugio hasta en la sima del abismo.
¿Quién conoce el seno de su Iglesia, sino el Altísimo Señor y Salvador Jesucristo?
Nada le es oculto a su omnisciencia.
Sin embargo, ante la inconmensurable verdad del Santo Espíritu,
el ser humano se esconde en el doble ánimo de su obscura obsolescencia.
Paz de Cristo
No hay comentarios:
Publicar un comentario