Jesús, dijo: Porque muchos son llamados, y pocos escogidos.
Y es que, en la persistente búsqueda de nuestro Señor y Salvador Jesucristo,
hemos de edificar la bienaventurada esperanza.
Lo más precioso de la sobrenatural esperanza, es poder percibirla sin desmayo en nuestro espíritu; por ser del Rey de reyes sus genuinos hijos.
Qué tu único sustento sea la Palabra; y que nuestra convicción de fe se aúne al conocimiento eterno, que es la sagrada enseñanza.
Y también: La lámpara del cuerpo es el ojo; cuando tu ojo es bueno, también todo tu cuerpo está lleno de luz; pero cuando tu ojo es maligno, también tu cuerpo está en tinieblas. Mira pues, no suceda que la luz que en ti hay sean tinieblas.
Así que, si todo tu cuerpo está lleno de luz, no teniendo parte alguna de tinieblas, será todo luminoso, como cuando una lámpara te alumbra con su resplandor.
Guárdanos, oh Cristo Jesús, del diablo y sus asechanzas;
y nos regocijaremos por siempre, oh Señor, en la gracia de tu eterno amor.
Mientras Él decía estas cosas, una mujer de entre la multitud levantó la voz y le dijo: Bienaventurado el vientre que te trajo, y los senos que mamaste.
Y Él dijo: Antes bienaventurados los que oyen la Palabra de Dios, y la guardan.
Sé del cumplimiento de los principios bíblicos insaciable.
Y si tu mano izquierda, no sabe lo que hace la derecha; serás de los que en el día postrero se salvan.
La Biblia dice: Por lo demás hermanos, todo lo verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad.
Limpiad cada recoveco del alma.
Y resistid todo lastre de impiedad;
para dar gloria y honra al Fiel y Verdadero, que desde su santuario nos ama.
Oísteis que fue dicho: Amarás a tu prójimo, y aborrecerás a tu enemigo.
Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y persiguen; para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y que hace llover sobre justos e injustos.
Si la bienaventurada esperanza es nuestro sublime principio,
arrebatados seremos con la Iglesia, sus aprobados hijos.
Paz de Cristo
No hay comentarios:
Publicar un comentario