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sábado, 13 de junio de 2020

SALMO 103:15-18 EN CRISTO

El hombre, como la hierba son sus dias; florece como la flor del campo, que pasó el viento por ella, y pereció, y su lugar no lo conocerá más. 
Mas la misericordia de Jehová es desde la eternidad y hasta la eternidad sobre los que le temen, y su justicia sobre los hijos de los hijos; sobre los que guardan su pacto, y los que se acuerdan de sus mandamientos para ponerlos por obra.
Y es que, en la distorsión e incumplimiento de la Palabra el oprobio verás;
sin embargo, velar y orar en el nombre de Jesús, hará volver a tu alma en sí, para clamar día y noche al Altísimo Señor que salva.

Oh Omnipotente Redentor, nada es más abominable,
que el ser indiferente ante tu ajusticiamiento en la cruz del Calvario.
El nuevo pacto de la gracia fue de facto el derramamiento de tu preciosa sangre,
que guarda a tus genuinos hijos del maligno en el glorioso santuario.

Del efímero paso del hombre, 
da cuenta el exiguo tiempo de su cuerpo mortal.
Ahora bien, a su voluble espíritu le asedia una gran incertidumbre;
y es si será salvo por la infinita misericordia del Rey de reyes, que pesará las buenas y malas obras en su infalible balanza celestial.

Jesús, dijo: Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por Él.
El que en Él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creido en el nombre del unigénito Hijo de Dios.
Y es que, la salvación únicamente subyace del don de la fe;
y existe una sima entre el cielo y el infierno, que condenará a vergüenza y confusión perpetua al que no creyere de los seres humanos.

La Biblia dice: No con ejército, ni con fuerza, sino con mi Espíritu, ha dicho Jehová de los ejércitos.
Y también: El principio de la sabiduría es el temor de Jehová; los insensatos desprecian la sabiduría y la enseñanza.
Oh Todopoderoso Salvador, habrán de postrarse a tus pies los arrepentidos con su corazones contritos,
para que no les pagues, oh Sumo Hacedor, con la ira venidera de tu venganza.
                           Paz de Cristo 








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