Y será la justicia cinto de sus lomos, y la fidelidad ceñidor de su cintura.
El mayor combate contra el mal está servido.
Todo ser humano que crea y sea bautizado en tu nombre, oh Señor Jesús, se convertirá en una nueva criatura,
y recibirá de gracia el celestial Espíritu del hijo bendecido.
Es desgarrador ver al ser humano sumido en su ignominia.
¡Oh Cristo, que sea tu Palabra dando luz a la humanidad!
Concierne a nuestro espíritu, oh Señor, de tu santísima transparencia,
y que a través de su radiante luz pueda ver la eternidad.
Consumimos necedad,
y por lo fatuo somos consumidos.
Revístenos, oh Cristo Jesús, de tu verdad,
para presentar el alma sin arruga y sin mancha de los redimidos.
No hagamos indiferencia de la gloriosa redención,
que inmerecidamente nos fue dada, oh Cordero inmolado, por tu preciosa sangre derramada en la cruz del Calvario.
Oh Señor Jesucristo, haz del alma perdida oveja de tu justificación,
para que entre en el redil del eterno santuario.
De tu fidelidad, oh Altísimo Señor,
tenemos segura certeza.
Y es tu majestuoso amor,
el que dio al mundo la paz y desterró su infame vileza.
Paz de Cristo
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