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domingo, 20 de septiembre de 2020

APOCALIPSIS 3:1-3 EN CRISTO

  • Escribe al ángel de la iglesia en Sardis: El que tiene los siete espíritus de Dios, y las siete estrellas dice esto: Yo conozco tus obras, que tienes nombre de que vives, y estás muerto.
  • Sé vigilante, y afirma las otras cosas que están para morir; porque no he hallado tus obras perfectas delante de Dios. 
  • He de sepultar todo lo inicuo,
  • para que sean por la Palabra mis ignominiosos hechos purificados.
  •  
  • Nuestra inmedible torpeza, 
  • únicamente será transformada por el poder de la Sagrada Escritura.
  • Y de tan indubitable certeza,
  • nos habla el Rey de reyes, diciéndonos: Qué no entraremos en su reino, sino nos convertimos, a través de su nombre que es sobre todo nombre, en una nueva criatura. 

  • Existen partes en nuestra alma,
  • que no han sido redimidas por la majestuosa luz del Sumo Hacedor. 
  • Y esto se advierte en la indolencia del que no ama;
  • al no conocer por la instrucción de las buenas nuevas de salvación eterna, que Dios es amor.

  • Jesús, dijo: Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí. 
  • Yo soy la vid, vosotros los pampanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer. 
  • Salvo será el que persevere hasta el fin.
  • Porque contra la Iglesia de los santos, las tinieblas no podrán prevalecer.

  • En el último y gran día de la fiesta, Jesús se puso en pie y alzo la voz, diciendo: Si alguno tiene sed, venga a mí y beba. 
  • El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva.
  • En el Santo Espíritu ha de guardarse nuestra acción venidera,
  • para ser revestidos de la paz eterna.
  •                        Paz de Cristo 

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