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sábado, 10 de octubre de 2020

EL AYUNO, SANTA INTERCESIÓN, OH CRISTO

  • Lleva al extremo el desapego del mundo en tu ser.
  • Qué nada impida la pureza de tu santidad. 
  • Oh Señor Soberano, proveenos de tu gracia para interceder,
  • y mostrar al inconverso las buenas nuevas de eternidad.

  • Dios es el que da el crecimiento.
  • Sin embargo, tú eres el eslabón imprescindible,
  • sin el cual las almas incrédulas no podrían optar a la salvación. 
  • Heraldos somos del gran Yo Soy inconmovible,
  • que quiere circuncidar el prepucio de tu corazón. 

  • Oh Altísimo Señor Jesucristo, 
  • tu Sagrada Escritura en nuestro espíritu obra, para evangelizar a los inconversos.
  • Y sustentados por la verdad del Santo Espíritu, 
  • hasta lo ultimo de la tierra, a las entenebrecidas almas predicaremos.
  •  
  • ¿La Biblia dice: No es más bien el ayuno que yo escogí, desatar las ligaduras de impiedad, soltar las cargas de opresión, y dejar ir libres a los quebrantados, y que rompáis todo yugo?
  • ¿No es que partas tu pan con el hambriento, y a los pobres errantes albergues en casa; que cuando veas al desnudo, lo cubras, y no te escondas de tu hermano?
  • Y esta es la parte más inasumible de su gran incumplimiento, 
  • que a una inmensa mayoría nos tiene muy alejados del prójimo mundano.

  • Oh mi Cristo, dada por concluida la lectura bíblica,
  • a todo lo que nos aboca su sagrada exposición se desvanece.
  • Será que, cuando el  Rey de reyes en la cruz del Calvario, dijo: Consumado es. ¿Nadie nos dimos por aludidos en su más estruendosa sentencia?
  • Y al que aun siendo por su llaga curado, no conocerá al Todopoderoso; y que por nuestra hipocresía, su errática vida perecerá en el Seol irremisiblemente. 
  •                         Paz de Cristo 
  •        

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