- ¡Ay de los que se esconden de Jehová, encubriendo el consejo, y sus obras están en tinieblas, y dicen: ¿Quién nos ve, y quién nos conoce?!
- Vuestra perversidad ciertamente será reputada como el barro del alfarero. ¿Acaso la obra dirá de su hacedor: No me hizo? ¿Dirá la vasija de aquel que la ha formado: No entendió?
- En el frontispicio de tu ser, invariablemente, ha de estar el Altísimo visible;
- porque no fue, sino Él con los minbres de su santuario eterno el Señor Omnipotente que te creó.
- El lastre inicuo del ser humano,
- le está sirviendo de manera ignominiosa como anuncio séptico de su perdición.
- Oh Cristo Jesús, Tú viniste para deshacer las obras del diablo,
- y desarraigarlas del endurecido corazón.
- La humanidad se cree sus propias mentiras,
- y vive en una ritualizada farsa.
- Oh Santo de Israel, que sea tu majestuosa luz, la que torne las verdades a medias,
- en buenas nuevas de salvación eterna.
- Nuestra dependencia del Sumo Creador,
- es el bien más preclaro que hemos de proclamar a los cuatro vientos.
- Del inconmensurable universo excede su glorioso amor;
- y únicamente es posible definirlo, con la eternidad de inefables versos.
- La grandiosa oportunidad,
- es que todos los vasos rotos sea restaurados por las manos del Sumo Alfarero.
- Y que los más de mil grados del horno sagrado, nos den el conocimiento de la verdad,
- para poder ser salvos, oh Señor, en el día postrero.
- Paz de Cristo
jueves, 15 de octubre de 2020
ISAÍAS 29:15,16 EN CRISTO
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