- Las vivencias que subyacen del obscuro pasado, oh Cristo,
- no han sido redimidas de nuestra alma.
- Y no serán proscritas, por fuerza o ejercito, sino por el poder del Santo Espíritu,
- que es, oh Señor, el que de toda abominación sana.
- La voluntad de pecar es inherente al ser humano;
- porque en connivencia con los sordidos hechos se dan los execrables pensamientos.
- Y la asechanza del maligno nos lleva a incurrir en lo profano,
- para herir de muerte a los santísimos fundamentos.
- La senda de gloria se torna angosta,
- y es rechazada por el inexistente temor al Santo de Israel.
- Nunca te has de apoyar en tu propia prudencia;
- porque te abocará irremisiblemente, a la reiteracion inexcusable de serle a Dios infiel.
- Los frutos del arrepentimiento en el nombre de Jesús,
- han de ser el loor del corazón contrito y humillado a los pies del que dio su vida por ti en la cruz del Calvario.
- Y tu quebratamiento de espíritu ha de postrarse día y noche ante el Cordero inmolado, que es la sagrada e inaccesible luz,
- del eterno y glorioso santuario.
- Guárdate en el perfecto refugio del Fiel y Verdadero,
- para blindarte frente al pecado.
- Y en el dia postrero,
- te alumbrará el Todopoderoso Señor Jesucristo, para regocijarte en el milagro, de ser en el sobrenatural misterio de su piedad resucitado.
- Paz de Cristo
jueves, 22 de octubre de 2020
EL PECADO, ABISMO DE REPROBACIÓN EN CRISTO
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