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lunes, 5 de octubre de 2020

NO PODRÁS ENCUBRIR EL FINGIMIENTO EN CRISTO

  • La Biblia dice: El amor sea sin fingimiento. Aborreced lo malo seguid lo bueno. 
  • Amaos los unos a los otros con amor fraternal; en cuanto a honra, prefiriendoos los unos a los otros.
  • Acrisolad en el espíritu lo que se ha derramado desde el santuario eterno,
  • para que en su santísima verdad podáis edificaros.

  • También debes saber esto: que en los postreros dias vendrán  tiempos peligrosos.
  • Porque habrá hombres amadores de si mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos, sin afecto natural, implacables, calumniadores, intemperantes, crueles, aborrecedores de lo bueno, traidores, impetuosos, infatuados, amadores de los deleites más que de Dios, que tendran apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella; a estos evita.
  • Oh Cristo Jesús, nuestras fortalezas son tus refugios gloriosos,
  • que nos preservan de la perversa ira.

  • Dejad la mentira del diablo fuera de vuestro corazón;
  • su disoluto pensamiento mina hasta lo más profundo del ser.
  • Y no permitas, en el nombre de Jesús, que esta grandiosa salvación, 
  • la convierta en apostasía el entebrecido pábulo, para en ti, oh Señor, no poder creer.

  • Jesús, dijo: Mas yo os digo que de toda palabra ociosa que hablen los hombres, de ella daran cuenta en el día del juicio.
  • Porque por tus palabras serás justificado, y por tus palabras serás condenado. 
  • La acepcion de personas, no existe en el imperativo bíblico, 
  • que provee la justicia perfecta al bienaventurado.

  • La Biblia asevera: Cada uno según el don que ha recibido, minístrelo a los otros, como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios.
  • Si alguno habla, hable conforme a las palabras de Dios; si alguno ministra, ministre conforme al poder que Dios da, para que en todo sea Dios glorificado por Jesucristo, a quien pertenecen la gloria y el imperio por los siglos de los siglos. Amén. 
  • Oh Altísimo Señor y Salvador Jesucristo, Tú has dado siempre conocimiento de la eternidad, ministrandola con sus más preciosos y precisos epítetos;
  • para derramar bendición, sobre los cosagrados siervos que en la estrella resplandeciente de la mañana, aún creen.
  •                           Paz de Cristo 

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