En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor; porque el temor lleva en sí castigo. De donde el que teme, no ha sido perfeccionado en el amor.
Oh Cristo, asidos a tu amor, los ríos de agua viva discurren en las profundidades del alma.
Dios es amor.
Y Él nos amó primero, por eso mi corazón le ama.
Oh Señor Jesús, el maná eterno nunca nos faltó,
cuando predicamos por amor de tu Nombre.
En el yermo desierto, la Palabra todo lo transformó;
y luz recibió el impío, que le hizo ser un discípulo excelente.
Oh Señor Jesucristo, sin el poder de tu amor,
la gloria no se manifiesta.
La salvación, oh Redentor,
dará el protagonismo a la que del Rey de reyes es la Iglesia santa.
Oh Cristo Jesús, Tú, del amor eres la esencia,
al inmolarte en la cruz del Calvario.
De gracia, hemos recibido la herencia,
del más solemne santuario.
Oh Rey de la gloria, de tu reino somos pertenencia,
que nos excluye del mundo irreverente.
Adoradores en espíritu y en verdad somos de tu presencia,
que nos da vida eternamente.
Paz de Cristo
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