La génesis de la compasión, oh Cristo,
en los días de tu encarnación es descrita.
Oh Santo Espíritu,
de la majestuosa eternidad se manifestó el Hijo del Hombre, en su gloriosa venida.
A los 30 años, oh Cristo Jesús,
fue el inicio de tu sagrado ministerio.
Por tu piedad, el corazón del ser humano vio la luz,
desatando de su condena al que estaba en las tinieblas preso.
¿En qué misterioso lugar,
pudiste recostar cada día, oh Señor Jesucristo, tu santísima cabeza;
para el amor del cielo propiciar,
con inusitada belleza?
De tu crucifixión, oh Cordero inmolado,
el brillo de los clavos horadó el eterno santuario.
Él al pecador justificó el oprobio de su pasado;
y clavó en la cruz, cada acta inculpatoria de las acusaciones del depravado diablo.
Oh Jesús crucificado, tu última frase antes de expirar en la cruz del Calvario, fue: Consumado es.
Y se rasgó el velo del templo, para postrarnos con libertad en el lugar santísimo.
Tu compasión, oh Rey de reyes,
es la piedad del Dios Altísimo.
Paz de Cristo
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