La bendición del Edén,
fue deshecha por la muy alargada sombra del maligno.
Oh Cristo, tu viniste a deshacer las iniquidades, que a tu obra maestra quieren vencer;
y que son de condenación al abismo.
La serpiente maléfica,
usó la codicia en su asechanza como anzuelo.
Y el pecado mostró su sórdida insolencia,
dejando una lacerante herida en la humanidad, que es la sombra del pecado.
Y el ser humano advirtió su desnudez,
la impúdica desobediencia le dejó sin libertad.
Vetando con su insensatez,
el poderoso principio de autoridad.
Con el espíritu obsceno,
se revistieron el varón y la varona.
Y su belleza se transformó en un tenebroso epicentro,
al perpetuarse en sus descendientes tan agraviante condena.
Oh Señor Jesucristo, tu manifestación en carne,
nos liberó de la esclavitud del pecado, al pagar con tu sangre nuestra redención.
Gracias, oh Señor, por librarnos del imperio de la muerte; venciéndolo con tu muerte, sepultura y resurrección.
Paz de Cristo
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