Y muchos de los que duermen en el polvo de la tierra serán despertados, unos para vida eterna, y otros para vergüenza y confusión perpetua.
Manifiesto estremecedor, que nos aboca al cumplimiento pormenorizado de la Palabra.
Oh Cristo, vida o muerte es la disyuntiva.
El inicuo vive con ávidez en la prisión de la muerte. Y el salvo a través del Señor Omnipotente, ama la vida eterna.
Oh Cristo Jesús, creo que eres mi Señor y Salvador, por la eternidad.
Y que tu sangre preciosa derramada en la cruz del Cavario, me dio gracia, para el perdón de todos mis pecados.
Oh Señor Jesús, Tú eres la vida, el camino y la verdad,
para los que por amor a tu Nombre, somos bienaventurados.
Oh Señor Jesucristo, el misterio de la piedad,
nos lo ha revelado el Santo Espiritu de tu Sagrada Escritura.
Oh Rey de reyes, el omnipresente resplandor de tu majestad,
transformado me ha, por el don de la fe en ser una nueva criatura.
Oh Cordero inmolado, el escarnio abominable proferido al Santo de Israel,
se consumó en el último ajusticiamiento por la redención y justificación de nuestros execrables pecados.
No se encontró culpa en Él,
y en su inmolación, para libertarnos de nuestro pecado en la carne, en su sacrificio voluntario se hizo carne de la vileza de todos los malvados.
Oh Sumo Formador, las almas que creyeren en el unigénito Hijo de Dios, serán salvas,
y las que no creyeren ya han sido condenadas.
A tu Iglesia amada, vestida de lino blanco, en el arrebatamiento salvarás.
Y alienadas en la perenne obscuridad, a las almas inconversas condenarás.
Paz de Cristo
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