Oh Cristo, Tú eres el autor y consumador de la fe.
Oh Todopoderoso, fortaleza inconmovible eres.
En ti, oh Señor, la justicia verdadera es;
porque a los que te aman, tus bienes les concedes.
Oh Cristo Jesús, la incredulidad
recriminas en cada acción vivida por la humanidad, de forma recurrente.
Al Espíritu, no verás;
pero de Él es el fruto, ante el que no hay ley, para ser santificado eternamente.
Oh Señor Jesucristo, a la tempestad y al mar mandaste parar,
y se hizo grande bonanza.
A tus discípulos, del barco el timon desdibujado, les hizo gritar: ¡Maestro, sálvamos!
Recurrieron a tu poder sobrenatural, que es la insondable fe revestida de esperanza.
Oh Rey de reyes, para el que cree sin desmayo en tu Nombre,
es la gloria.
Todo lo sostiene,
oh Señor Omnipotente, tu magnificente diestra en su sublime victoria.
Oh Sumo Creador, Tú hiciste visibles los cielos y la tierra con la Palabra.
Y el séptimo día contemplaste tu majestuosa creación.
Tu obra maestra,
el ser humano, a través del don de la fe; con el corazón contrito, y de su maldad arrepentido, oh Señor de señores, eleva el clamor de su plegaria a tu gran misericordia, para morar en la eternidad del sagrado perdón.
Paz de Cristo
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