¿Qué pagaré a Jehová por todos sus beneficios para conmigo?
Suyo es el oro y la plata.
Y como ofrenda, más vale la obediencia que el sacrificio.
Todas las cosas están desnudas y abiertas, a los ojos de aquel a quien tenemos que dar cuenta.
Oh Señor Jesús, la vida que nos has dado,
es de imposible valoración.
Y en tu sacrificio de muerte, y muerte de cruz, recibimos gracia eterna al redimirnos del pecado,
para la postrera salvación.
Oh Redentor del universo, los misterios de tu creación,
permanecen encriptados en lo eterno.
Excedería de todo conocimiento el amor de tu magistral lección;
porque nuestra exigua sabiduría, exacerbadamente carnal, obra en el contumaz desacierto.
Oh Rey de reyes, a tu majestuosa voluntad,
debemos nuestra prodigiosa existencia.
Solo Tú, oh Señor, posees el poder de la verdad;
y rendidos a tus pies, elevamos al trono celestial una plegaria de clemencia.
Oh Señor Soberano, anhelamos tu venida,
para ser de tu Iglesia amada la nueva Jerusalén.
Y porque es bienaventurada, vivirá por los siglos en la eternidad del Edén.
Paz de Cristo
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