Y todos bebieron la misma bebida espiritual; porque bebían de la Roca espiritual que los seguía, y la Roca era Cristo.
Nube de día y columna de fuego de noche.
La Shekina guardó al pueblo elegido en el desierto,
para revelar el conocimiento de la salvación al hombre.
Oh Cristo Jesús, el ser humano, de la tierra es polvo.
Y Tú Sumo Alfarero, quieres hacer un vaso perfecto, que asuma en tu reino su morada.
Si en el alma no siente lo glorioso,
de amor inexistente es su huella despiadada.
Oh Señor Jesucristo, diste aliento de vida
al ser creado,
para culminar tu magistral obra.
Y por su obscuro corazón, oh Señor, fuiste traicionado;
al deshonrar, con su desobediencia, la Palabra.
El paraiso, no le bastó,
como hábitat de gloria.
Oh Señor Redimidor, tu inmolación voluntaria obvió;
y desestimó, de tu preciosa sangre derramada, la gracia majestuosa.
El Señor Jesús, dijo: El que cree en mí, aunque este muerto vivirá.
La piedra que desecharon los edificadores, vino a ser cabeza del ángulo.
El corazón sin fe, al Rey de reyes no agradará;
porque para ser salvo, has de ser santo.
Paz de Cristo
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