Jesús, dijo: No todo el que me dice Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos.
La angostura del cumplimiento de la Palabra, desata profana irreverencia en nuestro corazón.
Y ha lugar a falsos siervos,
que, oh Señor, no son dignos de profesarte adoracion.
Oh Cristo, estamos asidos a tu inquebrantable fidelidad;
y tus alas celestiales son el refugio inexpugnable de nuestra exigua vida.
Cautivados, oh Redentor, en tu verdad,
descubrimos con estupefacción la insolencia inicua.
Oh Cristo Jesús, de tu multiforme gracia,
has revestido nuestro ser tripartito.
Bebemos del agua de la vida que nuestra sed sacia;
porque Tú eres , oh Sumo Creador, el manantial bendito.
Oh Señor Jesucristo, desde el trono de tu gloria,
derramas bendición de eterna Unicidad.
No existe mayor victoria,
que ver tu sobrenatural rostro con el alma en santidad.
Oh Cordero inmolado, resucitaste al tercer día,
venciendo con tu muerte al imperio de la muerte.
No ha habido mayor resplandor de la profecía.
Y es que la admirable luz de tu obediencia, oh Rey de reyes, será para salvación del que cree en tu venida inminente.
Paz de Cristo
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