Habrás de pensar en el Nombre de Jesús,
para ser incorruptible.
Él será a tu senda luz;
y a través del Espíritu, verás lo que el mundo cifra por invisible.
Oh Cristo, la virtud de tu Palabra,
trasciende desde el epicentro eterno.
Y su verdad enfática,
te faculta para que puedas ver lo bello.
Oh Cristo Jesús, tu tratado santo,
es inaceptado por el hombre que se refugia en su obscurantismo ancestral.
Ser, oh Señor, nueva criatura, y sentirse en ti resucitado,
es haberse integrado en el reino celestial.
Oh Señor Jesucristo, de tu sobrenatural venida,
solo tiene conocimiento el Santo Espíritu.
Tú, oh Rey de reyes, tienes el fulgor de la estrella resplandeciente de la mañana,
que en nuestro corazón permanece hasta el inmedible siglo.
Oh Señor de señores, tu Esposa,
de gracia a la gloria será arrebatada.
En un abrir y cerrar de ojos, y a la final trompeta;
la elevarás en un prodigioso vuelo, para encontrarse contigo, oh Salvador, y ser por la eternidad bienaventurada.
Paz de Cristo
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