Eben-Ezer: Hasta aquí nos ayudó Jehová.
Oh Señor, nunca seré rebelde a tu visión.
Velad y orad, para que no entréis en tentacion; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es debil y en la necedad siempre está.
De todo lo guardado, guardad vuestro corazón.
Sobre la Roca, hemos de edificar,
para ser invulnerables ante la tempestad.
Los cimientos de la casa, oh Cristo, has de probar,
y manifestado ha de ser el conocimiento de la verdad.
Oh Cristo Jesús, invocando tu Nombre,
delimitamos lo santo de lo profano.
No ha habido otro nombre dado a hijo de hombre,
en el que se pueda ser salvo.
En el alma que habita tu Espíritu,
Oh Señor, hay libertad.
Ver tu nombre en el cielo escrito,
te hará bienaventurado por la eternidad.
La piedra que desecharon los edificadores,
vino a ser cabeza del ángulo.
Clama al gran Arquitecto, y derramará sus bendiciones,
sobre toda carne desde el eterno santuario.
Paz de Cristo
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