Se repite el siete, número bíblico perfecto, oh Cristo,
para instar a tiempo, y fuera de tiempo a tu Iglesia.
La reprobación es dada por el cielo;
si pierde la orientación del camino, y errática se desvía.
Oh Cristo Jesús, las puertas del Hades,
no prevalecerán contra tu Iglesia amada.
En el poder de la Palabra se cimentan los mimbres,
de su gracia bienaventurada.
Oh Señor Jesucristo, redoblo el esfuerzo,
para perfeccionar la obra en mi espíritu.
Aún tiene eco el resuello,
de los que enarbolan el humeante pábilo.
Oh Sumo Hacedor, tocamos fondo,
en la predicación del Evangelio.
Las almas necesitadas fueron bendecidas con el santo oleo;
y, oh Señor, se saciaron del celestial maná, que es tu prodigioso alimento.
Oh Redentor Omnipotente, en todas las batallas,
por tu Santo Espíritu, fuimos vencedores.
Se rindieron genuflexas las altísimas murallas;
porque invocamos el Nombre de Jesús, y su diestra nos revistió de fuerzas invulnerables.
Paz de Cristo
No hay comentarios:
Publicar un comentario