Porque ¿quién es Dios, sino sólo Jehová? ¿Y qué roca hay fuera de nuestro Dios?
Jesús, dijo: Quien me ha visto a mí, ha visto al Padre.
Confía en el primogénito resucitado de entre los muertos.
Y no habrá nada inmundo que pueda afligirte.
La roca despreciada por los falsos edificadores,
vino a ser el genuino Arquitecto del universo.
Por nuestros pecados, padeció en su crucifixión los más agónicos dolores.
Y al morir fue sepultado, para resucitar al tercer día con su sagrado templo reconstruido de majestuosidad; y ser en su exaltación a los cielos el Sumo Hacedor, el Señor Todopoderoso.
Si pudieramos entender, oh Redentor, el único y glorioso poder de tu omnipresencia,
sentiríamos su presencia en todo lo infinitesimal, que subyace de lo magnificente.
Y apreciaríamos la fragancia que emana de su eterna esencia,
para ser todos, sin excepción, hijos del Omnipotente.
La visión exogena y endogena de nuestro ser,
nos zarandea con estupefacción.
Ahora bien; si a través de la oración, pudieras creer,
nada dudarías al manifestarse la verdad de la Palabra en tu corazon.
Jesús, dijo: En aquel día vosotros conoceréis que yo estoy en mi Padre, y vosotros en mí, y yo en vosotros.
Y este es el misterio eterno de la doctrina de unicidad.
Solo las almas incorruptibles de los santos,
verán al Señor Jesucristo, que es uno y único Dios en la eternidad.
Paz de Cristo
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