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miércoles, 22 de mayo de 2019

MATEO: 29,30 EN CRISTO

Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazon;
y hallaréis descanso para vuestras almas; porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga.
Te hemos buscado con ferviente solicitud, oh Cristo, al reconocer la profundidad de nuestro pecado.
Toda iniquidad pasaba inadvertida, oh Señor, fuera de tu santa presencia;
pero al reconocer tu poder Cristocéntrico, mi corazón fue de gracia bienaventurado.

Los impulsos obscenos de la humanidad, oh Cristo Jesús, 
conducen al sórdido libertinaje.
Solo a la nueva criatura rescataste de las tinieblas, para llevarla a tu admirable luz;
y transformaste su maldad, oh Rey de reyes, en la bondad de tu linaje.

Menguó nuestra alma, oh Señor Jesucristo,
al ver tu humildad resplandecer.
Como Hijo del Hombre, seguiste siendo el Rey del universo en tu Santo Espíritu; sin embargo, te hiciste el mayor siervo en tu humano obedecer.

El facil yugo, oh Omnipotente Redentor,
representa la humillación sin reservas, 
Y es tu perdón regocijandose en el eterno amor,
lo que te hizo superar las más execrables pruebas.

En tu resurrección, oh Señor de señores,
hemos palpado con el poder de la fe tu sagrada llaga, y su paz sublime ha cautivado el universo.
Y consagrados, oh Todopoderoso Señor, a tus loores, 
nos hemos postrado con el corazón contrito y humillado, para adorar tus eternos pies, que nos han dejado en su santísima huella la radiante gloria del cielo.
                                Paz de Cristo





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