Oh Cristo, el sembrador esparce su semilla,
y no sabe el lugar exacto donde caerá.
Exuberante crecerá en la fértil tierra,
pero si cae en un erial perecerá.
Oh Cristo Jesús, el porvenir de la semilla,
a veces es contradictorio.
Porque en la tremebunda ventisca,
indistintamente dejó y no dejó memoria.
Oh Señor Jesucristo, la lluvia temprana y tardía,
influyen de manera decisiva en su sazonado fruto.
Cuidadla cada día,
para que produzca el treinta, el sesenta y el ciento por uno.
Oh Cordero inmolado, Tú sembraste con tu muerte, sepultura y resurrección,
la semilla de la salvación eterna.
Y si profundizó hasta el trasfondo del corazón,
fue santificado con la verdad única y plena.
Oh Sumo Creador, el total de semillas
que Tú creaste son innumerables.
Y de arquitecturas tan perfectas,
que tienen poder para elevarse, oh Rey de reyes, hasta la gloria de los cielos inefables.
Paz de Cristo
No hay comentarios:
Publicar un comentario