El Seol y el Abadón nunca se sacian; así los ojos del hombre nunca están satisfechos.
Pon tus ojos en Cristo, y no des más pábulo a la ignominiosa abominación.
Tu efímera vida está necesitada de buscar la pureza santa en sus desvelos,
y redimir lo más profundo del corazón.
Destituidos fuimos de la gloria,
por nuestros delitos y pecados de inmunda iniquidad.
Y serás galardonador de la eterna victoria,
si has ofrendado tu vida, por permanecer en la Palabra con el conocimiento de la verdad.
Cada paso que demos, ha de ser por la sagrada senda del Señor Jesucristo,
para ser irreprensibles siervos de su glorioso
amor.
Porque el que vive y estuvo muerto, al reconstruir en tres días su santísimo templo,
es nuestro Sumo Redentor.
Detrás de ti se precipita el abismo exterminador.
¡Anhela ser salvo con insaciable determinacion en el nombre de Jesús!
Y sé en espíritu y en verdad su ferviente adorador,
para que te guarde en su santuario de eterna luz.
Oh Cordero inmolado, con el espíritu de resurrección,
te manifestaste al mundo de incredulidad.
Y se rompió en mil pedazos su rendido corazón,
cuando el alto y sublime glorificado, se elevó a la majestuosa eternidad.
Paz de Cristo
No hay comentarios:
Publicar un comentario