Mía es la plata, y mío es el oro, dice Jehová de los ejércitos.
En toda la creación se manifiesta tu gloria.
Oh Señor, de todos tus mandamientos,
solo el primero y más grande, nos define al gran Yo Soy de la eterna victoria.
Oh Señor Jesucristo, somos ovejas de tu prado,
y necesitamos día y noche el sustento de la Sagrada Palabra.
Anhelamos abrir tu cielo bienaventurado,
para que sea de salvacion nuestra alma.
Oh Rey de reyes, estar presos en tu santuario,
nos ha elevado hasta la libertad de tus alturas.
Y volamos en el prodigioso ideario,
oh Señor, de tus favores y misericordias.
Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre, son las que Dios ha preparado para los que le aman.
Ante esta gloriosa promesa, concebimos, oh Sumo Hacedor, la magnificencia de tu poder.
Y con seguridad, los que en santidad se consagran,
te podrán ver.
Oh Omnipotente Señor, tu incomparable eternidad,
es de inimaginable transparencia.
Y nos ha revestido de su áurea verdad,
que es el regocijo de sentir tu presencia.
Paz de Cristo
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