- Y he aquí, luego llegaron tres hombres a la casa donde yo estaba, enviados a mí desde Cesarea.
- Y el Espíritu me dijo que fuese con ellos sin dudar. Fueron también conmigo estos seis hermanos, y entramos en casa de un varón,
- quien nos contó cómo había visto en su casa un ángel, que se puso en pie y le dijo: Envía hombres a Jope, y haz venir a Simón, el que tiene por sobrenombre Pedro;
- él te hablará palabras por las cuales serás salvo tú, y toda tu casa.
- Y cuando comencé a hablar, cayó el Espíritu Santo sobre ellos también, como sobre nosotros al principio.
- Entonces me acordé de lo dicho por el Señor, cuando dijo: Juan ciertamente bautizó en agua, mas vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo.
- Si Dios, pues, les concedió también el mismo don que a nosotros que hemos creído en el Señor Jesucristo, ¿quién era yo que pudiese estorbar a Dios?
- Entonces, oídas estas cosas, callaron, y glorificaron a Dios, diciendo: ¡De manera que también a los gentiles habían dado Dios arrepentimiento para vida!
- Ahora bien, los que habían sido esparcidos a causa de la persecución que hubo con motivo de Esteban, pasaron hasta Fenicia, Chipre y Antioquía, no hablando a nadie la palabra, sino sólo a los judíos.
- Pero había entre ellos unos varones de Chipre y de Cirene, los cuales, cuando entraron en Antioquía, hablaron también a los griegos, anunciando el evangelio del Señor Jesús.
- Oh mi Cristo, tu anuncio lo recibieron tres hombres por tu excelsa gracia.
- Y en ningún caso, tuvo dudas en ir con ellos Simón,
- para cerciorarse de lo que un ángel a un varón dijo: En síntesis, que Pedro le fuera a hablar del bendito Evangelio,
- para que él y toda su familia fuere salva.
- Y justo al invocar el nombre del Señor Jesucristo, se derramó sobre ellos el Santo Espíritu.
- Y el recordatorio de Pedro, fue como en Cristo Jesús, este mismo derramamiento del Espíritu se hizo manifiesto.
- Confrontando el propósito de Dios, con estos acontecimientos tan grandiosos.
- Todo se fundamenta, en que el Altísimo Señor Jesucristo, a toda la humanidad le dio su multiforme gracia.
- Con todo, este sublime culmen del cielo, muchos predicadores en Cristo, no se habían dado por aludidos.
- Pero existía la convicción en los genuinos heraldos, de que a todos los seres humanos había que anunciarles la eterna plenitud.
- Paz de Cristo
jueves, 13 de marzo de 2025
HECHOS 11:11-20 EN CRISTO
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