- Cuando oyeron estas cosas de llenaron de ira, y gritaron, diciendo: ¡Granda es Diana de los efesios!
- Y la ciudad se llenó, y a una se lanzaron al teatro, arrebatando a Gayo y a Aristarco, macedonios, compañeros de Pablo.
- Y queriendo Pablo salir al pueblo, los discípulos no le dejaron.
- También algunas autoridades de Asia, que eran sus amigos, les enviaron recado, rogándole que no se presentase en el teatro.
- Unos, pues, gritaban una cosa, y otros otra; porque la concurrencia estaba confusa, y los más no sabían por qué se habían reunido.
- Y sacaron de entre la multitud a Alejandro, empujándole los judíos. Entonces Alejandro, pedido silencio con la mano, quería hablar en su defensa ante el pueblo.
- Pero cuando le conocieron que era judío, todos a una voz gritaron casi por dos horas: ¡Grande es Diana de los efesios!
- Oh mi Cristo, esto define a los recalcitrantes idólatras, cuya conversión requiere de la sobrenatural unción de tus genuinos siervos.
- Y se exacerbó el ánimo del pueblo pagano,
- Pero cuando Pablo quiso intervenir, sus discípulos se opusieron.
- Porque ya no daba para más este acto.
- Todo se tornó en un suceso desmedido.
- Y fu Alejandro, un judío, el que apaciguó al pueblo.
- Porque confortó de nuevo a los idólatras, y gritaron por dos horas: ¡Grande es Diana de los efesios!
- Paz de Cristo
viernes, 28 de marzo de 2025
HECHOS 19:28-34 EN CRISTO
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