- Pero cuando le ataron con correas, Pablo dijo al centurión que estaba presente: ¿Os es lícito azotar a un ciudadano romano sin haber sido condenado?
- Cuando el centurión oyó esto, fue y dio aviso al tribuno, diciendo: ¿Qué vas a hacer? Porque este hombre es ciudadano romano.
- Vino el tribuno y le diijo: ¿eres tú ciudadano romano? Él dijo: Sí.
- Respondió el tribuno: Yo con una gran suma adquirí esta ciudadanía. Entonces Pablo dijo: Pero yo lo soy de nacimiento.
- Así que luego se apartaron de él los que le iban a dar tormento; y aun el tribuno, al saber que era ciudadano romano, también tuvo temor por haberle atado.
- Al día siguiente, queriendo saber de cierto la causa por la cual le acusaban los judíos, les soltó de las cadenas, y mandó venir a lis principales sacerdotes y a todo el concilio, y sacando a Pablo, le presentó ante ellos.
- Oh mi Cristo, de gracia a Pablo has dado.
- Porque la providencia, oh Señor, le es provisión de tu mano.
- Ante la pregunta del tribuno, ¿eres tú ciudadano romano? El dijo: Sí.
- Y recordó el tribuno, la gran suma que le costó la ciudadanía para ser romano. Ante lo cual, Pablo aseveró, que a él le vino dada del mismo cielo.
- Y este grandioso favor le vino del Altísimo, por ser bienaventurado.
- Todo su ser era inexpugnable, porque le amparaba la provisión de los cielos.
- Paz de Cristo
lunes, 31 de marzo de 2025
HECHOS 22:25-30 EN CRISTO
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