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miércoles, 10 de abril de 2019

APOCALIPSIS 3:16 EN CRISTO

Pero por cuanto eres tibio, y no frio ni caliente, te vomitaré de mi boca.
Tú, que eres siervo de Cristo, desenmascara al fariseo impostor.
Absoluta intransigencia, oh Señor, hemos de tener con el apóstata;
y con el Evangelio en la mano, constatar en el nombre de Jesús su manifiesto desamor.

Jesús, dijo: Si no das tu vida por mí, no eres digno de seguirme.
Nunca has de ser condescendiente con la apostasía.
Oh Cristo Jesús, tu Palabra a través del exhorto poético, está siendo conocida hasta en el lugar de la tierra que parece inexistente.
Y sin desmayo anuncia las buenas nuevas a los que habrán de ser salvos, en aquel postrero día.

La inercia del tibio, oh Rey de reyes, deja una estela de vileza por el Evangelio;
y condiciona al que cree en el Señor Jesús.
En su tiniebla siente un gran privilegio,
dando la espalda con escarnio y vituperio al  Cordero inmolado, que nos redimió en la abominable y lacerante cruz.

Todos los días son nuevos en el Señor;
pero sus pruebas nos sitúan en una justa balanza, que pesa la verdad del corazón.
Ser indefectibles en el amor,
nos allanará el camino de la salvación.

Recordad por un momento, la frase de Cristo crucificado: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?
Al transformarse en carne de pecado, sintió un profundo dolor, he invocó en su nombre al Padre, para que el que en Él creyera; y aun estando muerto, fuera salvo para vida eterna.
Y será bienaventurado,
el que no se aparte, oh Rey de la gloria, de tu sagrada obediencia. 
                           Paz de Cristo 









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