Porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan.
El ojo es la lámpara del cuerpo, para los que tienen abnegación en Cristo.
Nada apartará a los que le aman;
si no dan a la maldad, ningún arbitrio.
Los seudoplaceres mundanos,
son de la falsa doctrina.
Guardad vuestro corazón de todos los pecados fatuos,
que son de una gloria ficticia.
Tened compasión por el que no conoce a Cristo Jesús,
y predicadle su Palabra.
Llevadle de las tinieblas a la luz,
para que reciba, del Señor, gracia.
Oh Señor Jesucristo, tener absoluta obediencia a tu Evangelio;
si no crees firmemente en la salvación, es de una lectura velada.
Llegar a este sagrado conocimiento,
te permitirá comprender del bíblico versículo, hasta su misteriosa pausa.
Oh Omnipotente Redentor, máxima es la dificultad de tu senda angosta,
cuando el amor que atesoramos es muy deficitario.
Si tú supieras que todo el poder está en la Sagrada Palabra,
llegarás a abrir la más estrecha puerta, que es la del santuario.
Paz de Cristo
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