¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica.
Tu poder, oh Señor Omnipotente, nos ha blindado hasta la eternidad.
De los muchos llamados, tu amada Iglesia es la escogida;
porque permanece asida a la verdad.
El digno seguidor del Señor Jesucristo,
ha desestimado al mundo, para ser hijo del Altísimo.
Y busca con persistencia su sagrado rostro,
negándose asimismo.
Oh Cristo Jesús, las actas del maléfico acusador,
que eran de nuestros delitos y pecados, oh Rey de la gloria, por ti fueron clavadas en la cruz del Calvario.
Derramaste sobre tus siervos la sobrenatural gracia del amor,
y nos revestiste con la pureza de tu santuario.
Nunca hagas deshonor de la cruz que tomaste para seguir al Señor Jesús,
que es columna y baluarte de la inquebrantable obediencia.
No en vano, oh Todopoderoso Redentor, nos sacaste de las tinieblas, para ser hijos de la luz;
y en nuestro bienaventurado corazón,
resplandeció la excelencia.
Al Cordero inmolado, adoradle postrados a sus eternos pies,
y exaltadlo hasta lo sumo.
Él con su muerte venció al imperio de la muerte, que tenía cautivas a las almas impenitentes.
Y redimió, justificó y glorificó, a los que dieron su vida por ganar el cielo del gran Yo Soy, que de lo creado es el Dios único y de la revelada unicidad su nombre es uno.
Paz de Cristo
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