El cobarde es contrario a la salvación,
oh Cristo.
Has de ofrendar tu vida de corazón,
para ser su digno discípulo.
Desde que aceptaste a Cristo Jesús,
se transformó en proscrita la necia manera de vivir.
Has cambiado las tinieblas por su admirable luz,
al haber revestido del Rey de la gloria, tu existir.
Activa tu disposición,
en el nombre de Jesús.
Y se derramará, oh Señor, tu unción,
hasta alcanzar la espiritual plenitud.
Cuando tomas tu cruz,
te sometes a la máxima obediencia en el nombre del Altísimo.
Oh Omnipotente Redentor, tu Palabra es la majestuosa espada que penetra en toda vicisitud,
con el poder sobrenatural de su doble filo.
Oh Todopoderoso Cordero inmolado, desde tu santuario derramaste de forma ilimitada el más glorioso y sublime amor.
La frase inmediatamente anterior a tu muerte en la cruz del Calvario, fue: Consumado es.
La paz que sobrepasa todo entendimiento, permaneció inconmovible en tu crucifixión, oh Señor.
Y al tercer día, en el sepulcro, reconstruiste el templo del Espíritu de resurrección per se.
Paz de Cristo
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