Oh Cristo, tu Iglesia santa ha entendido,
que Tú eres el dueño de todas las cosas.
Porque si en ella has permanecido;
tienes el conocimiento, de que suyas son tus ofrendas.
Cada día el resplandor sobrenatural,
está en el templo del Señor.
Necesitamos la manifestación de su poder espiritual,
para ser revestidos por su amor.
Derrama tu gracia, oh Cristo Jesús;
y juntos compartiremos el pan.
Solo con tu admirable luz,
las radiantes almas se consagran.
Oh Señor Jesucristo, al ser siervos de tu redención,
se abrió el cielo bendito, para todos los que te amaban.
Transformé en carne mi corazón,
al sentir el estremecimiento de los punzantes clavos, oh Rey de reyes, con los que te crucificaban.
Oh Cordero inmolado, Tú nos mirabas desde la cruz,
con inmenso amor.
Y reconocimos en tu verdad su máxima plenitud,
al sernos revelada por el nombre que es sobre todo nombre, oh Señor.
Paz de Cristo
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