Él formó el corazón de todos ellos; atento está a todas sus obras.
Por tus pensamientos y acciones Él te juzgará, para salvación o condenación.
Oh Señor, los vivificante latidos son contados por alabanzas,
que salen del corazón.
Oh Cristo, nada creaste al azar,
todas las cosas fueron hechas por tu Palabra.
En la obscuridad no se puede amar;
y el poder de tu luz, oh Salvador, es solo del que ama.
Las medidas del universo, oh Señor Jesucristo,
obedecen a tu majestuosa voluntad.
Y la multiforme gracia pone de manifiesto,
lo ofrendado por la verdad.
Oh Cristo Jesús, sentirse observado desde el santuario,
revierte en la consecución de toda obra perfecta.
Porque si definir el firmamento, es nuestro mayor cuestionario;
sé Tú, oh Roca mía, el cimiento sobrenatural que edifique el alma santa.
Oh Sumo Creador, Tú has formado nuestro corazón,
que es un manantial de vida inescrutable.
Es tal su misteriosa función,
que al oír su palpitar, nos sentimos elevados hasta el tercer cielo donde se oye lo inefable.
Paz de Cristo
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